En uno de los primeros mails del club, allá por octubre, hablé de Las ciudades invisibles, ese hermosísimo libro de Italo Calvino en donde Marco Polo le relata a Kublai Kan, emperador de los tártaros, los viajes por su imperio.
El propio autor nos cuenta que cree haber escrito algo así como un último poema de amor a las ciudades.
[…] este emperador melancólico que ha comprendido que su ilimitado poder poco cuenta en un mundo que marcha hacia la ruina, un viajero imaginario le habla de ciudades imposibles, por ejemplo una ciudad microscópica que va ensanchándose y termina formada por muchas ciudades concéntricas en expansión, una ciudad telaraña suspendida sobre un abismo, o una ciudad bidimensional como Moriana… Creo que lo que el libro evoca no es sólo una idea atemporal de la ciudad, sino que desarrolla, de manera unas veces implícita y otras explícita, una discusión sobre la ciudad moderna.
Hay algo en la primera parte del libro de Halfon que enseguida hace pensar en el libro de Calvino. Cierta música en la forma de las frases. En la forma de narrar un catálogo imaginario a través de historias. En la forma, incluso, de nombrar los capítulos:
Las ciudades y la memoria
Las ciudades y el deseo
Las ciudades sutiles
Las ciudades y los ojos
Las ciudades escondidas
La biblioteca árida
La biblioteca salvaje
La biblioteca felina
La biblioteca en llamas
La biblioteca mojada
Pero también en algo quizás más imperceptible.
Hasta antes de narrarlas, las ciudades pertenecen a Marco Polo. Aun cuando sean solo un producto de su imaginación. Basta que lleguen a los oídos del Gran Kan para que esas ciudades pasen a formar parte de los amplios dominios del emperador.
Algo similar sucede con las bibliotecas de Halfon. Las leemos asintiendo satisfechos, como si un explorador nos estuviera describiendo nuestros propios territorios.
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Les comparto algunos de los comentarios que fueron haciendo del libro en el grupo de Facebook y en las redes:
Carola Mateos:
Pasé las primeras Bibliotecas con la avidez desaforada de siempre hasta que comprendí que era un libro para leer y releer antes de seguir avanzando, de esos que se van degustando de a poquito, que te dejan colgada en las alturas como dice Serrat.
Karina Pentito:
Empecé a leer anoche
Biblioteca Bizarra
, llegué a la mitad casi y lo abandoné...
Lo abandoné para volver a empezarlo hoy nuevamente con más detenimiento. Qué belleza, desconocía al libro y también al autor. Cada página, cada relato es poesía. Gracias por tan hermosa elección en un momento tan complicado para todos/as.
Yesica León:
Increíble lo que viene siendo
Biblioteca Bizarra.
No tiene desperdicio y la información que aporta es excelente. Gracias una vez más a las editoriales independientes y a este maravilloso club de lectura.
Chiro Escalante:
Compré el libro ni bien terminé de leer el mail. ¡Qué buena decisión! Hace rato que venía orbitando cerca de Halfon y en las primeras diez páginas me hice fan. Qué lindo descubrir a un grande.
Para quienes todavía no se le hayan animado al libro digital, acá pueden empezar a leer las primeras páginas de Biblioteca bizarra.
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En estos días en que cuesta tanto concentrarse, pensaba que quizás podemos hacer algo para destrabar nuestras cabezas.
Es una idea que viene del último texto “Mejor no andar hablando demasiado”.
Dice Halfon:
Quería escribir un cuento entero antes de poder escribir una buena oración. Aún no entendía que teclear no es escribir, que escribir está mucho más cercano a la música, a respirar, a caminar sobre el agua.
Y cuenta que Ernesto Loukota le enseñó la artesanía del lenguaje. Que le pedía que escribiera una línea sobre algo, un árbol, un perro, una silla, y que al día siguiente se juntaban para comentar y analizar esa línea. Y así cada día. Todo un mes escribiendo solo una línea por día.
Pensaba que sentarse a escribir esa única frase -y también a leerla- puede ser algo liberador en estos momentos.
Así que les propongo que busquen algún lugar cómodo, dejen el celular lejos y escriban una oración. Que sea también, como le sugería Loukota a Halfon, sobre un árbol, un perro o una silla.
Dedíquenle un buen tiempo.
Cuando la tengan, déjenla acá. El domingo que viene las compartiré en el mail de forma anónima, todas juntas. A ver qué sale.
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Eduardo Halfon ya estuvo respondiendo las preguntas que dejaron. Sigan a Godot en las redes sociales que durante esta semana estarán compartiendo las respuestas en unos videos que grabó al autor. Acá su Instagram y Twitter.
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Por último, dos recordatorios.
En mayo vamos a estar leyendo Secretos de belleza de Jean Cocteau, publicado por Leteo. Si todavía no lo tienen les dejo una web con todas las librerías que están haciendo envíos.
Y para terminar, les recuerdo que estamos pensando en un futuro en sumar algunos beneficios, pero para esto vamos a necesitar algunos datos que al momento de suscribirse no les habíamos pedido. Si no lo hicieron todavía, pueden actualizar sus datos acá.