Las Tres Leyes de la Robótica
1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda Ley.
Manual de Robótica, 56.ª edición, año 2058.
Con estas leyes comienza la recopilación de cuentos de Isaac Asimov titulada Yo, robot. Son nueve cuentos en donde estas leyes sobre el comportamiento de los robots se ponen a prueba -no, la trama de la película protagonizada por Will Smith no tiene nada que ver con los cuentos, así que ver la película no cuenta ni remotamente como haber leído el libro-. Pero no voy a hablar de ciencia ficción. El mail de hoy es el último sobre Cómo provocar un incendio y por qué, así que vamos a hablar un poco sobre la novela de aprendizaje, también llamada novela de iniciación o Bildungsroman. Si mencioné las leyes de Asimov es porque en realidad quería compartir las de la tía de Lucia, la protagonista de la novela de Jesse Ball.
Aclaración para quienes no leyeron el libro todavía: estas reglas están en la páginas 44-45. No creo que cuenten como spoiler (de hecho uno de esas reglas está en la contratapa).
Reglas de la tía de Lucia:
1. No hagas cosas de las que no te sientas orgullosa.
2. No creas en estupideces y no actúes como un robot.
3. No prestes atención a la propiedad privada, pero sé consciente del valor que tienen las cosas para las personas.
Sí, ya sé, poner las Leyes de la Robótica teniendo en cuenta esa segunda regla parece casi una provocación… algo que por otro lado sería muy típico de Lucia, así que no creo que le moleste.
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Una de las características de la novela de aprendizaje es que vemos al protagonista, en general un joven o una joven, evolucionar a lo largo de las páginas. A medida que la novela avanza, vemos cómo se desarrolla física, moral o psicológicamente. Las distintas situaciones a las que se va enfrentando lo ponen a prueba.
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Ahora es la parte en donde debería conectar las leyes de Asimov con las reglas de Lucia pero la verdad es que no lo tengo del todo claro. En el guión que armo antes de sentarme a escribir los mails dejé esta parte en blanco, pensando que tal vez llegaba la inspiración, pero acá me ven, rompiendo la cuarta pared del newsletter y la explicación sigue sin llegar.
Pienso lo siguiente: en Asimov las leyes parecen construir un mundo sin conflictos, un mundo perfecto en donde todo fluye en armonía, pero basta que las cosas se pongan en movimiento para que esas leyes se tensen y surjan los problemas. Las reglas de Lucia en cambio presuponen un mundo caótico desde el comienzo. Son el salvavidas al que se aferra para salir a flote.
Primera conclusión: con o sin robots, no existen los mundos perfectos.
Segunda conclusión: poner a prueba nuestras reglas nos hace crecer, nos hace ser quienes somos.
Tercera conclusión: antes tenemos que conocer cuáles son nuestras reglas.
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A veces me pregunto si estos mails realmente aportan a la lectura. Digo esto porque releo lo que escribí y veo que me quedó medio extraño. Perdonen esta sinceridad. Es el último mail de 2020, es fin de año, época de balances. Pero bueno, yo también tengo mis propias reglas y una de esas es tratar de no dar muchas definiciones, sino más bien dejar los temas flotando, conectando cosas que quizás a simple vista pueden parecer no tener mucho que ver. En el ejercicio de conectarlas está la gracia.
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Hablando de fin de año, espero que hayan pasado las fiestas todo lo bien que se pueden pasar en este año tan extraño. Ojalá lo hayan hecho cuidándose, porque así cuidan a los que quieren. Espero que pasen un muy lindo Año Nuevo. Quizás esta vez, además de pedir deseos para el año que viene, podamos levantar la copa y pensar en cuáles son nuestras reglas, esas a las que vamos a aferrarnos y que nos pondrán a prueba en 2021.
Les dejo una cuarta regla que menciona Lucia unos párrafos después de mencionar las otras, por si quieren sumarla a las suyas: tener empatía.
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Un último comentario sobre Cómo provocar un incendio y por qué. Algo que menciona el editor, Maximiliano Papandrea, en el episodio de nuestro podcast: el formato en el que está escrita la novela, con ese texto sin justificar y los juegos con la tipografía. No sabemos cuál es el motivo por el que Jesse Ball publica sus libros así, pero eso no quita que podamos decir qué nos genera. A mí, por ejemplo, hizo que la voz de la protagonista fuera más cercana, más real. Más parecido a como hablaría o escribiría una persona. Si tienen ganas compartan qué les generó a ustedes, en el grupo de Facebook o en el resto de nuestras redes.
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La semana que viene ya empezamos a leer el libro de enero: Odile de Raymond Queneau, publicado por Leteo.